sábado, 12 de diciembre de 2009

La pintura moderna contemporánea

Hoy el pintor o artista en general, de cualquier disciplina, que no evolucione sobre los trazados generados en el siglo XIX por los precursores suficientemente aquilatados por sus logros y debidamente anexados a sus inmediatos antecesores en intenciones de depuración del lenguaje, búsquedas sin artificios, etcétera (trompe l'oeil incluído), no merecen la más mínima atención del iniciado, estudiante o coleccionista que se precie de no pasar por crédulo facilón.

En esta situación irreductible siempre estuve firmemente comprometido, de ahí en más el factor resistencia que coseché a través de mi carrera fue el "premio" obvio al estar dicha posición contra los intereses de los que pretenden hacer creer, a quien esté dispuesto a ser engañado, sobre el hecho falso de que todos los días nacen nuevos Picassos, y que los estilos-escuelas son productos artificiales sustentados en caprichosa progresión zigzageante por veleidoso seudo-creador, "aquilatados" por la crítica oportunista cuya finalidad es vender prestigio al mejor postor.

Talvez por falta de una información precisa a muchos les parecerá arbitraria mi posición (que no una postura) con respecto a tan obstrusa condición, que generalizada o no particularmente en cuanto a mí concierne, ella es veraz al ciento. Precisamente aquí se presenta otro caso de la remanida inversión de la prueba, puesto que yo no estoy contra corriente alguna, sino muy por el contrario, a favor de ella. De ahí que puedo, con toda la conciencia limpia, subrayar lo bueno de mi trayectoria y tildar de oportunistas a los que pretender afectarla con palabrería vana.

Sólo en las grandes excepciones uno debería abstenerse de juzgar a alguien como oportunista ó a quienes confieren a su quehacer un sesgo ambigüo. En este caso se puede citar como excepción a Salvador Dalí, a quien conocí personalmente y quien me confesó su admiración por los abstractos, cosa que nunca hizo saber a los medios masivos. He aquí un típico doble discurso obligado por las directrices de su promoción e imagen sensacionalistas, propio de los surrealistas. La frase que más recuerdo de Dalí, dicha en voz alta, fue la de "Admiro en los abstractos su profunda capacidad de síntesis!!" y claro que se refería también a los informalistas matéricos y no sólo a los puristas tipo De Staël, Rothko, Hartung y talvez Fontana. Se estaba refiriendo al movimiento iniciado y continuado dentro de la lógica secuencia del proceso histórico.

Aquí podría aplicarse lo de Jean Baudrillard de que una sociedad enferma de convencionalismos la singularidad se convierte para algunos en violenta agresión. En el caso de las revoluciones artísticas hoy por hoy, yo creo que la singularidad ya no escandaliza a nadie ni violenta puertas académicas, lo que sí eriza la piel es su total falsedad, su mimetismo para, con astucia, teñirse del color de los grandes, y bajo sus alas medrar a favor de lo efímero, osea, para sí mismo.

En lo que respecta a la cita de Baudrillard, se podría agregar que, invirtiendo la cara de la misma moneda, la peor de las violencias es la ignorancia unida a su pariente la indiferencia.