sábado, 15 de mayo de 2010

Georges Mathieu: La impronta tachista y algo más

Georges Mathieu (Boulogne-sur-Mer, Francia, 27 de enero de 1921) es un pintor y publicista francés.

Hablar de Mathieu a estas alturas puede parecer a muchos anacrónico, al menos para quienes tienen algunos años a cuestas... Para otros (ni noticias). No nos olvidemos que estamos abordando la historia del arte moderno; más adelante ocurrirá lo mismo pero por desconocimiento de los movimientos actualísimos, y entonces también (ni noticias)...

¿Qué representó Mathieu en su momento? Me cuesta tal vez ser imparcial, la otra historia (la del arte) ya le otorgó serios títulos honoríficos, sobretodo en Francia donde fue condecorado con la orden del mérito ilustre. Digamos que Mathieu era monárquico y fue reconocido por gobiernos de toda orientación política. Para mí, personalmente, representó mi primer grito de libertad en arte, mi primera real percepción de tierra después de tanto mar de academicismo, inercia ineludible de todos los primeros pasos.

Por ese entonces contaba yo con 15 ó 16 años cuando Mathieu visitó la Argentina, mi país de origen. Estudiaba como alumno regular en la Escuela de Bellas Artes "Manuel Belgrano" de Buenos Aires... y ¡Toma! Mathieu fue invitado a realizar una obra de grandes dimensiones en el enorme patio de la academia. Todos mis amigos de estudio estaban como fuera de sí, frotándose las manos pensando en ese gran día... Resumiendo, cuando llegó el día de la exhibición (me sonrío a propósito de los happenings actuales tan pretenciosos) cada alumno había mentalmente tomado ubicación para observar la ejecutoria desde un promisorio lugar. Unos prefirieron ser salpicados con los brochazos del artista en su pelea por la primera fila... y sentados en el suelo observando con estupor cómo el artista exprimía sin piedad sobre el lienzo preciosos tubos de óleo de la más alta calidad que luego Mathieu regalaba, cuando aún no había comenzado el show, un compañero me golpeó la espalda diciéndome: "Reina, qué haces aquí parado? Vente, hemos descubierto un lugar en la azotea y tenemos prismáticos" Me fui como por encanto y sin chistar al palco ó gallinero improvisado, pudiendo asistir a lo que para mí fue un día inolvidable... Una formidable demostración improvisada. Me sentí algo deprimido pensando que, después de todo, había que volver al siguiente día a las penosas clases de escultura y a las peores de composición plástica, estudiando a Ben Nicholson ó algún otro ilustre... Debo decir que estoy agradecido a mi país que siempre (es su característica, se apunta a todas y no sólo en lo deportivo) me ha permitido tener este tipo de experiencias.

Mathieu, adherido a la pura libertad del gesto, introdujo el Tachismo con esencia incontaminada. Lamentablemente, visitando Francia en años posteriores, me entristeció mucho ver algunas pinturas de Mathieu que no eran ni el más pálido reflejo de lo que yo ví en los años sesenta. Hoy por hoy, queda el testimonio de la fría fotografía y los libros de arte.

sábado, 1 de mayo de 2010

Pierre Soulages: el otro nocturno

Pierre Soulages, nacido en Rodez (Aveyron) el 24 de diciembre de 1919) es un pintor, grabador y escultor francés, representante del tachismo.

En Francia y con el renuevo artístico que generó el arte abstracto hacia los años 60, Soulages atacó el excesivo afrancesamiento de los pintores de su país, otorgando a la síntesis expresiva base para excelentes claroscuros con misterio y sin la excesiva visión superficial tipo "joie de vivre" (alegría de vivir) tan típico del país galo (círculo vicioso que también, en otro estilo, combatió Rouault) sin haberse refugiado en ningún ismo en particular. Su arte fue una especie de isla paradisíaca para quienes lo artístico es un artilugio eficaz ante la cruda realidad existencial. Soulages se sincera a sí mismo en la negación de la apariencia en la que todo arte crece.

La expresión, cuando profundiza en lo interior real, adquiere soler y categoría. Por aquel entonces Francia ejercía un dominio tal en la cultura, que todo lo que no fuese frances, despedía un tufillo sospechoso. Sin embargo, la pintura de Soulages no necesitó de ningún soporte exterior para justificarse, como se necesita hoy para llamar la atención de los medios. En definitiva, sus "nocturnos" resuman eternidad sin perfiles modernistas o camelos vanguardistas.

Si yo pudiese dedicar a la pintura de Pierre Soulages mis elogios de forma poética, lo haría sin duda echando mano a los "Himnos a la noche" de Novalis.